Homenaje a Red Bayson

 

Quien lo ha conocido seguramente sabrá de lo que hablo y escribo, sin embargo por muchas palabras que trate de escribir en este homenaje, éstas nunca bastarán para poder describir el valor tan especial de este caballo. 

Este caballo de nombre Red Bayson, sufrió un accidente en Francia y tras una cirugía que nada prometía ni garantizaba, este ser tan especial consiguió sobrevivir y recuperarse para espanto de muchos y felicidad de otros.

Como consecuencia de este desafortunado momento, o no, este caballo no iba a “servir” nunca más para las actividades que hasta el momento le hacían realizar. Su futuro no era muy esperanzador, ya que con toda probabilidad su destino seria pasar sus últimos años de vida encerrado en un Box (cuadra) dejado a parte como si tan solo fuera “una cosa” que ya no sirve.

Entre las personas que lo rodeaban, estaba Yuna, que con amor  y generosidad lo rescató y lo liberó de uno de esos tristes destinos. Se quedó con él y lo trajo a España para darle los mejores cuidados hasta el último de sus días.

Red Bayson, como yo solía decir, era “el mejor de todos los buenos caballos del mundo!”, claro está sin despreciar a ningún otro y recordando siempre que todos son buenos y muy especiales. Cualquier persona que realmente conozca a esta especie lo sabe.

Red Bayson fue el primer caballo con quien tuve un contacto personal más cercano. Durante un año, estuve cada día con el. Cada uno de los momentos a su lado fue, sin ninguna duda, una enseñanza para mí.

Cualquier animal o persona que en su condición física tuviera la poca movilidad y dolor que tenia Bayson (secuela del accidente), estaría impaciente e intolerante.  Aún así Bayson siguió con una paciencia inagotable, no solo hacia sí mismo, pero también y mucho hacia los  humanos.

Sus ganas de vivir lo mantuvieron 5 años con Yuna, quién realizó todos los tratamientos posibles, intentando que su estado no se agravara y logrando su estabilidad. Sin embargo sus cada vez más frecuentes crisis no dejaron que su fuerte cuerpo de “Silla Francés” pudiera seguir delante, hasta que Red Bayson nos dejó en este Abril de 2009.

Este caballo me demostró como es posible amar el otro como a uno mismo. Cada día se le hacían sus tratamientos  a los que el ahí estaba; pacientemente, esperando, y con gran tranquilidad. Nos dejaba hacerle todas las curas y tengo la convicción de que lo hacía en gran parte por nosotros, por nuestro deseo de ayudarlo ya que él sabía que tratábamos de proporcionarle unas condiciones de vida dignas.

Toda esa paciencia, tranquilidad, y equilibrio, todo ese amor y compasión expresados en sus ojos y actitudes, son una vez más, la prueba de que estos animales son seres vivos extremamente sensibles y que buscan la felicidad como todos nosotros. 

Le han dado la oportunidad de vivir sus últimos años de vida en un espacio abierto, perteneciendo a una manada, un espacio donde pudo vivir como UN CABALLO de verdad y no más volvió a ser utilizado para satisfacer los caprichos de los humanos y sí porporcionando momentos de mucha empatía, de relax, de partilla y de felicidad con él mismo, con la manada y con cada persona que a él se acercaba.

Como ya he mencionado, para mi Red Bayson fue una enseñanza cada día, su resistencia y su tolerancia fueron y son un ejemplo para mí,  y creo que para todos los que pudieron y tuvieron el privilegio de estar en su presencia.

Red Bayson fue, es  y será siempre un grande maestro.

Por tan “solo” haberlo conocido, ya ha valido la pena entrar en el mundo del caballo.

A Yuna, le agradezco de corazón todo el amor que dio a este Gran Caballo. Si no hubiera sido por ella muchos de nosotros no hubiéramos podido conocer a un ser tan especial.

A Red Bayson, gracias por dejarme estar cerca. Te deseo toda la felicidad.

Estoy segura que la tienes. 

 

 

 

Carmen

Mayo, 2009